free credit rm30 Algo Sobre Pedagogía y Posmodernidad (Parte II)

Algo Sobre Pedagogía y Posmodernidad (Parte II)

(Publicado en Reflexiones sobre Educación con fecha 10/8/2012 y en Centro de Estudios Sociales Argentino con fecha 15/8/2012)

ALGO SOBRE PEDAGOGIA Y POSMODERNIDAD (Parte II)

Aprender es hacer algo que no se sabe para aprender a hacerlo. Julio Cortázar.

En la nota anterior (“Algo sobre Pedagogía y Posmodernidad”, del día 13 de julio del corriente año) destacábamos la importancia de trabajar, desde una perspectiva pedagógica, con jóvenes reunidos en grupos de reflexión y de acción con la finalidad de indagar acerca de la incidencia de estos tiempos posmodernos en la vida cotidiana de nuestra juventud. Una clave fundamental a esos efectos la constituye el aprendizaje grupal, entendido desde una mirada crítica que permita el aflojamiento de las certezas que se les venden a los adolescentes como si fuera el único camino posible. Formar hombres, no llenar cabezas se suele expresar, apuntando a la diferencia entre educación e instrucción, entre formación y mera información. Phillipe Meirieu nos dice que instruir escapa a toda reflexión, es simplemente aplicar; mientras que educar es transmitir normas y valores en un ámbito de libertad y autonomía. La instrucción impone y domestica, en tanto que la educación habilita y libera.

Resulta interesante destacar que al día siguiente de su publicación en estas Reflexiones sobre Educación de Miguel Angel Ricci, la nota arriba mencionada fue incluida en el blog El Mensajero bajo el significativo título de “Los Jóvenes deben Aportar”. Por ello, en lo que sigue queremos puntualizar algunos aspectos que hacen al indicado aporte a realizar por la juventud. Pues, uno de los fines de la didáctica grupal es el paulatino mejoramiento social que pueda conducir a esos jóvenes a desplegar al máximo sus potencialidades. Emmanuel Lévinas hace alusión al advenimiento de una libertad que constituya; y nosotros la pensamos como sucediendo dentro de un espacio grupal, donde los adolescentes se permitan cuestionar la influencia de las determinaciones megaglobalizadas que les vienen del mundo externo. Hablamos de una noluntad, es decir de la posibilidad de decir “no” a una ideología uniforme que sólo pretende jóvenes que vivan sin objetivos trascendentes y sin ideales propios.

Un pedagogo crítico, para sustentar hoy éticamente este proyecto de intervención grupal, tendrá que explicitar con claridad sus valores-guía para involucrar al grupo de chicos con el cual opera mediante sólidos mecanismos participativos, verdaderamente democráticos y no manipulados. Según Olivier Reboul, un aprendizaje es emancipador sólo en la medida que sus adquisiciones son transferibles; hay que desembarazarse del paradigma de la educación como fabricación y procurar el poder liberador de los aprendizajes. Pues, se trata de que sean los propios adolescentes quienes definan en comunión el rumbo de acción. Siguiendo las ideas de Paulo Freire, creemos que dentro de un proceso grupal no es lo mismo  ser moldeado o fabricado que ser ayudado y contenido. Si la juventud quiere luchar para salir a flote en esta época hiperglobalizada (salpicada por un marco de velocidad, de exceso y de saturación), deberá pelear contra una concepción pedagógica autoritaria que sólo trata de domesticarla.

Si fuese cierto que la educación no cambia el mundo, sino que modifica a las personas que van a cambiar el mundo; entonces el concepto clave aquí es el compromiso crítico de los adolescentes en pos de la superación conjunta de los conflictos, problemas y dilemas que les depara la crisis de la sobremodernidad. Noam Chomsky cuestiona el modelo colonial de enseñanza, sosteniendo que hay poderosas estructuras en la sociedad que prefieren ver una juventud formateada y adoctrinada. La tarea colectiva  tiende al rompimiento de semejante idea de obediencia, entendiendo al grupo como un espacio de encuentro juvenil que respete la diversidad y permita alcanzar metas en común, aunque no estrictamente idénticas ni similares. La propuesta tal vez conlleve un horizonte utópico —aunque no irrealizable— de apertura a nuevos modos de pensar, sentir y hacer con los aprendizajes, en íntima conexión con las necesidades de los pibes que deben enfrentar las inequidades de sistemas tan injustos.

Para Henry A. Giroux no existe esperanza sin un futuro al que hay que hacer, construir, dar forma. Frente a la práctica educativa tradicional postula la teoría educativa crítica.  Su concepción busca convertir la tarea pedagógica en una praxis transformadora, buscando otras verdades alternativas y contrahegemónicas. Creemos que el acontecer grupal es totalmente apto para el logro de transformaciones dialécticas en nuestros adolescentes, propiciando de modo esencial la pérdida de una mirada ingenua e inocente sobre la realidad. Además, sostenemos que un joven que participa en grupos y activamente ya no volverá a ser la misma persona, pues podrá adquirir una nueva y remozada subjetividad ante sí y ante su circunstancia toda. Parafraseando a Ignacio Martín-Baró, el proyecto es bucear tanto en la política de la enseñanza como en la enseñanza de la política, de modo tal de liberar a cada joven brindándole una mayor autonomía y distintas posibilidades reales de elección de vida.

En las sucesivas reuniones en grupo, creemos que los jóvenes se van encaminando hacia una abierta y más fecunda dialogicidad, para así  cambiar las relaciones de mera  obediencia por vínculos de colaboración y de cooperación. No fosilizar los aprendizajes implica —usando conceptos de Jean Paul Sartre— dar fin a la idea digestiva del saber, esa cuyos contenidos petrificados simplemente circulan en una suerte de tratamiento que sólo busca engordar a los pibes, inhibiéndolos de toda posibilidad de acción, de invención y de creación. Hablamos de una pedagogía colectivamente compartida y claramente  emancipatoria de ese no-lugar que la posmodernidad quiere para la juventud de hoy. Si François Marie Arouet, más conocido en lo público como Voltaire, decía: invento pasiones para ejercitarme; algo parecido tendrán que intentar los jóvenes agrupados y haciendo transitar entre ellos tanto las palabras como los deseos. En suma: para seguir ejercitando sus pasiones más íntimas y verdaderas.

MARTINA  WRIGHT

RONALDO  WRIGHT